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sábado, 19 de febrero de 2011

Easterly: la ayuda a la inversión (II)



















La primera de las panaceas descrita por Easterly, la de la ayuda a la inversión, forma una cadena con tres eslabones: ayuda → inversión → crecimiento. Ahora bien, ¿es cierto que la ayuda conduce a la inversión? Y ¿es cierto que la inversión trae consigo el crecimiento?

1.- ¿Lleva la ayuda a la inversión? No. Los países receptores dedican la mayor parte de la ayuda que reciben no a producir bienes de inversión, sino a adquirir con ella nuevos bienes de consumo. Recordemos que la ayuda a la inversión era concebida como una medida de carácter transitorio: con ella se trataba de cubrir la falta de ese ahorro interno que era preciso para llevar a cabo las inversiones necesarias, inversiones que traerían por fin consigo –con la inexorabilidad de un teorema matemático– el ansiado crecimiento. Se suponía que con el “empujón” externo de la ayuda, la gente se animaría a ahorrar, las inversiones se realizarían, el crecimiento de la economía echaría a andar. Sin embargo, al gastar los países pobres la ayuda en bienes de consumo, su déficit financiero se perpetúa, lo cual exige nuevas cantidades de ayuda con las que cubrir la falta de ahorro interno para unas inversiones que no llegan… en un círculo vicioso que parece no tener fin. Lo que era transitorio se convierte en eterno: de ahí el billón de dólares de asistencia dilapidado al que me referí en el anterior post.

La única manera de crear un círculo virtuoso sería la de condicionar la ayuda de los países ricos a un incremento en la tasa de ahorro interno por parte de los países pobres, a fin de generar en ellos un crecimiento “autosostenido” por el cual el país financiaría sus requerimientos de inversión con su propio ahorro. Sin embargo, “una ayuda que aumente con el ahorro del país es lo opuesto del sistema actual, en el cual los países con el ahorro más bajo presentan un déficit financiero más alto y así obtienen más ayuda” (p. 37).

Otra vía por la que el dinero proporcionado por la ayuda se desvía de la inversión es la que representa la necesidad que presentan los países receptores de hacer frente a los intereses de la deuda. Easterly cita la siguiente observación de P.T. Bauer: “la asistencia extranjera se necesita para permitir que los países subdesarrollados paguen los préstamos subvencionados… acordados en convenios anteriores de ayuda extranjera” (p. 32). Así pues, otro círculo vicioso.

2.- ¿Lleva la inversión al crecimiento? Easterly se muestra tajante a este respecto: “… los aumentos de la inversión no son una condición ni necesaria ni suficiente para crecer en el corto o medio plazo” (p. 38). Y ello es así porque existen muchas formas de aumentar la producción: la adaptación de nueva tecnología, la educación y capacitación, el capital organizativo… Esta multiplicidad de factores hace que la relación entre crecimiento e inversión sea “laxa e inestable”. En la página 41 Easterly muestra un gráfico muy expresivo en el que se contrasta el ingreso per capita que un país como Zambia tendría (tras recibir ayuda durante los últimos 30 años) conforme al modelo del déficit financiero, y el crecimiento que en verdad se ha producido durante ese mismo período en dicho país. Las diferencias son brutales. Según el modelo, el ingreso per capita de un zambiano medio debería ser hoy en día de 20.000 dólares; en realidad, no llega a los 600, un tercio menos de lo que representaba en el momento de producirse la independencia.

A pesar de las evidencias empíricas que actúan en su contra y del descrédito que sufre en la actualidad en la literatura económica, Easterly sostiene que la creencia en que la inversión en edificaciones y máquinas constituye el principal determinante del crecimiento (lo que se denomina fundamentalismo del capital) sigue vigente en la agenda de las principales instituciones financieras internacionales, tales como el Banco Mundial o el FMI. ¿Qué opinan los restantes autores de los que nos ocupamos en este blog de esta panacea? ¿Son tan pesimistas sobre sus resultados? Comenzaremos viendo la posición que toma al respecto Paul Collier, para describir luego más por extenso la del principal opositor que, en este frente, tiene Easterly: Jeffrey Sachs.

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